Lactancia
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Las tasas de lactancia siguen siendo subóptimas: menos del 50% de los bebés recibe una alimentación exclusiva de leche materna durante los primeros 6 meses.1 Aunque intervienen múltiples factores, una mesa redonda de enfermeras matronas, liderada por una doctora especializada en lactancia, subrayó que para mejorar tanto la lactancia exclusiva a corto plazo como la duración a largo plazo es clave la identificación temprana y la gestión de factores de riesgo de la madre y el bebé. Se identificaron los factores de riesgo más relevantes que pueden alterar la lactancia fisiológica normal2 y se desarrollaron guías clínicas para orientar a los profesionales sanitarios en el apoyo a la lactancia y la atención a las familias.3
Garantizar que madres y bebés cumplan sus objetivos personales de lactancia es esencial en el posparto. Sin embargo, no siempre existen protocolos adecuados que orienten a los profesionales sanitarios. En la actualidad, existen directrices clínicas para ayudar a madres lactantes sanas a establecer un suministro óptimo de la leche materna.4-6 La Organización Mundial de la Salud también ha publicado directrices clínicas para la atención de recién nacidos pequeños, enfermos y prematuros7, mientras que el Modelo de 10 Pasos de Spatz8, implantado internacionalmente, ha demostrado sólidos resultados clínicos.
Sin embargo, las madres con factores de riesgo conocidos que dan a luz a bebés presumiblemente sanos pueden tener alto riesgo de no alcanzar una producción completa de leche, ya que con frecuencia quedan fuera de los protocolos hospitalarios actuales. Por ejemplo, un estudio transversal reciente9 confirmó que las tasas de inicio y continuidad de la alimentación con leche de la propia madre a las 12 semanas fueron sensiblemente menores en los prematuros tardíos en comparación con otras edades gestacionales. Hasta la fecha, no se han publicado directrices de práctica clínica que aborden de forma específica la asistencia a madres con factores de riesgo que afecten al proceso fisiológico de la lactancia, ni a aquellas que encuentran dificultades para iniciarla durante su estancia hospitalaria.
Como consecuencia, es posible que estas madres no reciban el apoyo necesario para alcanzar un volumen de leche adecuado dentro del periodo crítico de la activación secretora. Se requieren planes de lactancia personalizados para identificar y apoyar a estas madres desde el inicio. La estrategia reactiva de intervenir únicamente cuando surgen problemas está condenada al fracaso, puesto que el retraso de la activación secretora tiene repercusiones que afectan a todo el proceso de la lactancia.
De hecho, un retraso de más de 72 horas en la activación secretora posparto se asocia con pérdida de peso neonatal excesiva, conducta de lactancia subóptima al día 7, mayor suplementación con fórmula y menor duración de la lactancia.10-11
“Esperar a ver qué pasa” no es una opción
Las mujeres que presentan un retraso en la activación secretora tienen un 60 % más de probabilidades de interrumpir la lactancia a las 4 semanas después del parto.15
Las dos primeras semanas tras el parto son decisivas para establecer y mantener a largo plazo un buen suministro de leche. Sin embargo, el periodo para iniciar con éxito la lactancia es aún más breve: las primeras 72 horas. El motivo de que este periodo sea tan crítico es el cambio en el desarrollo de la glándula mamaria que se produce bajo el control hormonal (endocrino), y que provoca cambios muy significativos en los días posteriores al nacimiento del bebé. Durante el embarazo, la secreción de leche comienza aproximadamente en la semana 20; sin embargo, los altos niveles de progesterona inhiben la producción completa de leche hasta después del parto, cuando los cambios hormonales desencadenan la activación secretora.16,17
Tras el parto, se produce una rápida disminución de los niveles de progesterona, facilitada por la expulsión de la placenta. Cuando los niveles de progesterona disminuyen, la prolactina queda libre para promover la activación secretora. Esto favorece el cierre de las uniones estrechas de los lactocitos, sellando los alvéolos para que la leche permanezca en su interior y no se filtre hacia los tejidos circundantes. Cada episodio de succión, cada estimulación regular del pezón y la areola, ya sea a través de la lactancia o la extracción, envía al cerebro de la madre el mensaje de que tiene que “producir prolactina”.17
Aquí también entra en juego la oxitocina. Tras estimular las contracciones durante el parto, sus niveles se mantienen elevados en los primeros días para preparar la interacción de la lactancia. La succión del bebé provoca pulsos de oxitocina necesarios para la eyección de la leche disponible a lo largo de toda la lactancia.
Así, durante este periodo, la estimulación regular y una extracción de leche eficaz son fundamentales para activar la producción de leche materna. Existen factores de riesgo – hormonales, glandulares o derivados de una extracción deficiente por dificultades de succión del bebé – que pueden alterar este proceso y deben identificarse y gestionarse de forma proactiva. Por ello, el apoyo y la preparación de las futuras madres durante el embarazo, tanto mediante la identificación de posibles factores de riesgo como a través de planes de lactancia dirigidos a lograr una activación secretora a tiempo, constituyen un requisito previo para el éxito de la lactancia a largo plazo.
La Prof.ª Viktoria Vivilaki, presidenta de la Asociación Europea de Matronas, es una firme defensora de las mesas redondas en las que se debaten todas las novedades a favor del apoyo proactivo a la lactancia. Y tiene muy claras sus expectativas de cara al futuro.
¿Por qué es tan importante el apoyo a la lactancia proactiva?
La gestión proactiva de la lactancia desempeña un papel fundamental en su éxito. La iniciación temprana y el apoyo estratégico en centros y clínicas de maternidad tienen un impacto significativo en la producción de leche a largo plazo y en la confianza de las madres. En algunos países europeos, las tasas de lactancia materna siguen disminuyendo, lo que hace imprescindible establecer un marco de actuación basado en la evidencia para mejorar los cuidados perinatales.
¿Cuándo se debería empezar a dar apoyo?
El apoyo a la lactancia debe comenzar durante el embarazo e inmediatamente después del parto. Este apoyo debe considerarse una parte integral de la atención perinatal, y no un servicio opcional. También resulta fundamental establecer expectativas realistas y abordar de forma adecuada las inquietudes que puedan surgir. Las recomendaciones planteadas ponen especial énfasis en directrices estructuradas y proactivas para prevenir los retos de las primeras etapas de la lactancia, especialmente en las madres con riesgo de lactogénesis retardada. Con este enfoque se reducen los suplementos innecesarios y aumentan las probabilidades de éxito en la lactancia.
¿Cómo deben aplicar las matronas estas recomendaciones en su día a día?
Las matronas desempeñan un papel fundamental en el apoyo a la lactancia. La implantación pasa por una formación sistemática en lactancia, que asegure prácticas estandarizadas y basadas en la evidencia, así como por un acompañamiento presencial en las primeras horas tras el parto, a fin de garantizar una correcta colocación y un agarre óptimo. Igualmente, es esencial asegurar que las matronas realizan un seguimiento cercano tras el alta hospitalaria. Aquí, la colaboración entre profesionales es fundamental. El trabajo coordinado para identificar precozmente a las madres en riesgo permite garantizar un apoyo inmediato y continuado.
¡No hay que esperar, sino actuar!
Sea cual sea el factor de riesgo identificado, pasar de un enfoque reactivo a uno proactivo en el apoyo a la lactancia resulta siempre beneficioso.
Los expertos distinguen entre factores de riesgo maternos preexistentes y aquellos que surgen durante el parto o que afectan de manera específica al bebé. En algunas madres, el inicio de la lactancia resulta complicado debido a factores de riesgo frecuentes y, en muchos casos, no modificables, como la diabetes18-20, un IMC elevado21-24, el síndrome del ovario poliquístico (SOPQ)25,26, el parto prolongado27-28, el parto por cesárea29,30 o la hemorragia posparto.31,32 Estos factores pueden retrasar la activación secretora y plantear dificultades a la hora de alcanzar el volumen crítico de leche de 500 ml/día el día 14.33,34 El riesgo es igualmente elevado si los factores de riesgo derivan de un parto prolongado o de una cesárea inesperada. Si el bebé nace con bajo peso35-37 o presenta alguna anomalía facial (p. ej., fisura palatina)38 y no puede estimularse o alimentarse eficazmente, el proceso de la lactancia también puede verse afectado.
También hay que prestar especial atención a las mujeres con hipoplasia glandular.39-41 En resumen, cuantos más factores de riesgo estén presentes, mayor será el desafío, y más crucial será identificarlos y evaluarlos de forma temprana durante la atención prenatal. A partir de estas evaluaciones, se debe diseñar un plan de lactancia perinatal personalizado que prepare a las familias y oriente los cuidados. Contar con un plan sólido marca la diferencia. Documentar las preferencias de suplementación y compartirlas con el equipo encargado del parto garantiza la continuidad de la atención. Tras el nacimiento del bebé, el contacto piel con piel temprano, la lactancia directa y la extracción manual del calostro son pasos fundamentales. Si la lactancia se retrasa o resulta ineficaz, se debe inciar de inmediato la extracción hospitalaria para estimular el pecho y proteger el suministro de leche.2,3
El apoyo constante y práctico es clave, y la intervención adecuada también depende de los factores de riesgo identificados. En la mesa redonda internacional se definieron dos guías clínicas (véase página 12) para orientar los cuidados, incluyendo un enfoque específico para mujeres con tejido glandular insuficiente,2 que tienen pocas probabilidades de alcanzar un suministro completo de leche. Las intervenciones quirúrgicas en el pecho, ya sea para aumentarlo o reducirlo, están entre las operaciones cosméticas más populares a nivel mundial. Gracias a un mejor conocimiento del funcionamiento de la mama durante la lactancia y a los avances en técnicas quirúrgicas, son muchas las mujeres que pueden dar el pecho incluso después de una intervención quirúrgica de este tipo. No obstante, estas intervenciones pueden afectar la producción de leche: cuanto más tejido glandular productor de leche se extrae, mayor es la probabilidad de que la mujer no logre48,49 alcanzar un suministro de leche completo. El tratamiento del cáncer de mama también suele incluir cirugía – mastectomía total o parcial –, quimioterapia y radioterapia.43,44
Estos tratamientos pueden eliminar, cicatrizar u obstaculizar el tejido mamario funcional, afectando la capacidad de producir leche. Y aunque la lactancia sigue siendo posible tras radioterapia o quimioterapia, con frecuencia el suministro de leche se reduce debido al impacto sobre el tejido productor de leche. Algunos casos clínicos han demostrado que, con un enfoque estructurado y proactivo, incluso madres de alto riesgo pueden lograr el éxito en la lactancia. Una revisión sistemática reciente reveló que 40 de 42 (95,2 %) mujeres con tejido glandular insuficiente solo pudieron ofrecer leche materna durante menos de 1 mes.39 Sin embargo, un caso clínico evidenció que, con intervención significativa (extracción hospitalaria y domperidona), la madre pudo suministrar unos 400 ml al día durante los primeros 6 meses del bebé.41
Salomé Álvarez Rodríguez, expresidenta de la Federación de Asociaciones de Matronas de España y corresponsable del comité científico, explica cómo pretende implantar estas recomendaciones en España.
Una de nuestras iniciativas clave es organizar talleres y seminarios para matronas y otros profesionales sanitarios. Estos eventos se centran en las mejores prácticas de
apoyo a la lactancia, técnicas y gestión de los desafíos más frecuentes. Además, brindan valiosas oportunidades para compartir experiencias y analizar casos
prácticos, fomentando una comunidad profesional sólida e informada.
La formación de los profesionales sanitarios es una prioridad de primer nivel. Estamos lanzando programas de capacitación para matronas, enfermeras y médicos que
subrayan la importancia de la lactancia, cómo apoyar a las madres antes y después del parto y cómo gestionar situaciones complejas. Nuestro objetivo es asegurarnos de
que todo el personal esté bien preparado y alineado con las prácticas actuales más recomendadas. Espero que uno de los principales efectos sea un aumento significativo
de las tasas de lactancia. Al implantar las nuevas recomendaciones, podemos ayudar a las madres a superar barreras como la falta de información, el apoyo limitado y las
dificultades prácticas. La aplicación de un enfoque estructurado y proactivo ya desde antes del parto puede marcar la diferencia.
La promoción de la lactancia también ocupa un lugar central en nuestro plan. Estamos tratando de impulsar políticas que faciliten la lactancia, como bajas por maternidad
adecuadas, entornos de trabajo que apoyen la lactancia y la inclusión de la lactancia en los programas de salud pública. Estas medidas son fundamentales para crear un
entorno en el que las madres se sientan apoyadas y empoderadas. Gracias a estas iniciativas, buscamos desarrollar un sistema de apoyo sólido y sostenible para la
lactancia en España. Mi sueño es que todas las madres, independientemente de su origen o ubicación, puedan acceder a un apoyo continuo e integral que les permita
dar el pecho de forma exitosa y satisfactoria.
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*La evaluación de la eficacia en la alimentación tiene en cuenta la frecuencia, la duración, la producción de heces y orina, el peso del bebé, la apariencia y la actividad del lactante, así como el estado de los pezones y el tejido mamario de la madre antes y después de las tomas. Se debe instruir a los progenitores sobre la fisiología de la producción de leche, la importancia de activar la secreción a tiempo para desarrollar un suministro sólido a largo plazo y cómo los factores de riesgo maternos o del bebé pueden afectar la obtención de un volumen adecuado.
Ejemplos de guías adaptados a partir de: Spatz DL et al J Midwifery Womens Health. 2025 Mar-Apr;70(2):343-349 3 and Slater CN,et al. Am J Matern Child Nurs. 2025 Jul-Aug 01;50(4):192-203.
Este artículo se publicó originalmente en la Edición 02 de 2024 de Comienzos - Revista. Puedes acceder a otros artículos de esta edición a continuación. También está disponible la serie completa de Comienzos - Revista.
Puede leer las recomendaciones completas of the de la mesa redonda internacional en estos dos artículo
Descubra más sobre cómo poner en práctica el apoyo proactivo a la lactancia en nuestra formación en línea gratuita
Para estar al día en investigación sobre lactancia, we recommend, recomendamos consultar el número especial de Breastfeeding Medicine de julio de 2025, ya disponible en acceso abierto.
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