Consejos de lactancia materna
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Ha llegado el momento de que los nuevos padres se den cuenta de que sus vidas han cambiado para siempre. A continuación, te explicamos cómo afrontar esas primeras 48 horas en casa con tu recién nacido. Un momento apasionante, pero también abrumador.
Dependiendo de cómo vaya el parto, cómo se encuentre tu bebé y dónde vivas, puedes llevártelo a casa desde el hospital o centro de maternidad en unas pocas horas o días. Si has tenido un parto en casa sin complicaciones, estarás arropada en tu cama casi de inmediato. Pero no importa a cuántas clases prenatales hayas asistido ni cuántos libros sobre crianza y cuidados para tu bebé hayas leído; la realidad de tener un recién nacido en tus brazos puede hacer que los nuevos padres se pregunten: «¿Y qué hacemos ahora?». Esto es normal, hay muchas cosas de las que ocuparse. Tómate las cosas con calma, sé amable contigo misma y no tengas miedo de buscar ayuda.
El agarre del bebé debe ser comprobado por un profesional sanitario, especialista o consultora de lactancia después del parto para garantizar un inicio adecuado de la lactancia. Aunque te hayan dicho que no hay problemas con el agarre, es recomendable que solicites una nueva comprobación si tienes dudas.
Concierta una cita con el médico de tu bebé para comprobar su peso un par de días después del parto. En función de dónde vivas, puede que sigas en el hospital o que un visitador médico acuda a tu casa. Los recién nacidos pueden perder hasta el 10 % de su peso durante los primeros días de vida, pero deberían empezar a recuperar peso a partir del quinto o sexto día, y alcanzar su peso al nacer entre el día 10 y el 14. Si el bebé no sigue este patrón, busca asesoramiento médico.
«Me di cuenta de que mi primer hijo tenía anquiloglosia después de unos días. En el hospital me dijeron que su agarre era bueno, y yo no sentía dolor al dar el pecho, así que solo se pudo diagnosticar el problema al comprobar que no ganaba peso. Tras operarlo, todo fue bien», recuerda Emma, un hijo, Australia.
Lo ideal es que tengas todo preparado para tu primer día en casa con tu recién nacido: desde pañales y toallitas de muselina para tu bebé, hasta cómodas almohadas, crema para los pezones, discos absorbentes, y tentempiés y bebidas saludables para ti. Busca un lugar en casa que sea cómodo y práctico para dar el pecho. ¡Probablemente vas a pasar mucho tiempo ahí!
«Mi sofá era demasiado bajo para sentarme después de la cesárea, así que pedí algunos cojines de emergencia por Internet», recuerda Alex, un hijo, Reino Unido. «También me hice dos "estaciones de alimentación", una junto al sofá y otra junto a la cama, con todo lo necesario, como tentempiés saludables, agua, cargadores para el teléfono, protector labial, toallitas de muselina y el mando a distancia de la televisión. ¡Nadie podía mover nada de eso!».
Los recién nacidos son criaturas bastante sencillas. Siempre que estén bien alimentados, cómodos y tranquilos, deberían disfrutar horas y horas de ese bien tan preciado: ¡el sueño!
De hecho, puede que tu recién nacido se muestre muy somnoliento durante sus primeras 24 horas. Es normal que empiece a despertarse y alimentarse con más frecuencia al día siguiente y cuando se produzca la subida de la leche materna (normalmente, entre el segundo y cuarto día tras el parto). Utiliza este tiempo para descansar y adaptarte, manteniendo a tu bebé cerca día y noche para tranquilizarlo, en un moisés, una cuna al lado de la cama o en un portabebés si estás de pie.
Es totalmente normal que el bebé quiera estar en tus brazos: todo lo que ha conocido durante los últimos nueve meses eres tú, y la llegada al mundo puede ser abrumadora. Sentirse abrazado y acunado suavemente por ti, tu pareja u otra persona segura y afectuosa le ayudará a calmarse y relajarse. Intenta dejarte llevar por la situación tanto como sea posible: esta fase es corta y se acabará cuando crezca y aprenda a estar solo durante periodos de tiempo más largos.
Este contacto piel con piel libera en vuestros cuerpos una potente hormona llamada oxitocina, que también se libera cuando estás cerca de tu bebé, mirándolo, escuchando su llanto o incluso pensando en él. Esta increíble hormona te ayuda a establecer un fuerte vínculo maternofilial que durará toda la vida. También ayuda a tu flujo de leche materna durante las tomas o las extracciones, por lo que cuanto más cerca estés de tu bebé, más fácil debería ser el inicio del suministro de leche y empezar la lactancia con buen pie.
No puedes «malcriar» a un bebé recién nacido ni crear «malos hábitos» en esta primera fase, por lo que si algún familiar bienintencionado sugiere lo contrario, intenta ignorar estos comentarios. Tampoco intentes «someter» a tu bebé a un horario de alimentación; es demasiado pequeño y, en cualquier caso, muchos bebés nunca se adaptan a una rutina establecida. En lugar de eso, da el pecho a demanda cada vez que muestre señales de tener hambre (como buscar tu pecho, mover la boca o realizar movimientos de succión), lo que ayudará a establecer tu suministro de leche. Y utiliza una aplicación como Medela Family si deseas realizar un seguimiento de las tomas y los pañales.
Observa si hay signos que indiquen que tu bebé está tomando suficiente leche: la cantidad de heces y orina es fundamental. El primer día, debería producir una o más heces negras y pegajosas (meconio), y un pañal mojado. El segundo día deberías esperar dos o más heces de color marrón verdoso, que gradualmente se irán haciendo menos pegajosas, y dos pañales mojados. Si tu bebé no hace esto, ponte en contacto con un profesional sanitario.
Tu cuerpo necesita descanso y tiempo para recuperarse, incluso después de un parto sin complicaciones. Deja los cambios de pañales, la preparación de las comidas y el cuidado de cualquier otro niño más mayor a tu pareja o familiares tanto como sea posible, o paga para recibir ayuda si puedes permitírtelo. Guarda tu energía para las semanas ajetreadas que te esperan y concéntrate en crear un vínculo con tu bebé y establecer tu suministro de leche. Todo lo demás puede esperar.
«Compra por Internet, deja que otros te preparen bebidas y come bien y a menudo para mantenerte fuerte», recomienda Gillian, un hijo, Reino Unido. «La primera semana fue maravillosa, pero no esperaba tanta intensidad a partir de entonces. Necesitas estar descansada».
Tampoco te debes sentir obligada a tener la casa llena de visitas. Invita solamente a quien pueda aportar algo útil o te pueda ayudar. «Si puedes, guarda este momento especial únicamente para ti, tu pareja y el bebé», sugiere Kerry-Lynne, dos hijos, Reino Unido. «Para empezar, me sentía cohibida dando el pecho delante de las visitas, lo que tampoco permitía que el bebé se agarrase correctamente».
Aunque, obviamente, las madres tienen el papel más importante en la lactancia, hay muchas cosas que tu pareja y otros familiares pueden hacer para ayudarte y establecer un vínculo con el bebé, como ayudar a tranquilizarlo y calmarlo con el contacto piel con piel, o llevándolo en un portabebés.
También pueden ser una especie de «guardián», manteniendo al mínimo las visitas para que puedas descansar. Muchas madres recientes dicen que no pueden dormir durante el día, pero con algo de práctica y un poco de ayuda de tu pareja, aprenderás a hacer una siesta rápida y reparadora. Deja la habitación a oscuras y en silencio, y retira cualquier pantalla digital o teléfono móvil. Aunque solo estés tumbada durante 20 minutos en silencio y sin distracciones mientras tu pareja se ocupa del bebé, tu cuerpo podrá descansar. Después de unos cuantos intentos, serás capaz de relajarte e incluso dormir.
«No podría haber superado esos días sin mi marido», afirma Kate, dos hijos, Reino Unido. «Con nuestras dos hijas, él se levantaba para traerme a la bebé en cada toma, cambiaba los pañales y muchas veces las volvía a colocar en la cuna hasta que se dormían. Si una de las niñas estaba inquieta a primera hora, se la llevaba al piso de abajo y se sentaba con ella para abrazarla y mimarla».
Está demostrado que este tipo de apoyo ayuda a la lactancia. Un estudio señaló que las madres primerizas que habían contado con el apoyo de sus parejas para la lactancia durante la primera fase del puerperio tuvieron más probabilidades de iniciar la lactancia y la mantuvieron durante más tiempo.1
No es extraño sentirse sola y vulnerable al volver a casa. No tengas miedo de hablar sobre ello con alguien que conozcas o con un profesional sanitario. Durante la primera semana después del parto, muchas madres se sienten susceptibles, tristes o irritables, y experimentan la «depresión posparto» debido al incremento de hormonas que se produce con la subida de la leche.2 Estos síntomas son normales y lo habitual es que solo duren unos pocos días. Sin embargo, si estas sensaciones no desaparecen en un plazo de dos semanas, o si te sientes cada vez más triste y decaída, habla con un profesional sanitario.
«Fueron unos días cargados de emociones. Una amiga ya me había avisado de que el tercer día iba a ser especialmente difícil», señala Mariah, un hijo, Canadá. «Es normal sentirse mal en esos momentos».
Tal vez imaginabas que algo tan natural y fundamental como la lactancia iba a resultar sencillo, pero, en realidad, se necesita tiempo para dominarla. Es como aprender a conducir un coche, o cualquier nueva habilidad. Dar el pecho requiere práctica, y es normal tener días buenos y días malos. Esto supone una sorpresa para muchas madres primerizas: «Pensaba que sería tan fácil como colocar al bebé sobre el pecho, pero estaba muy equivocada», relata Joanne, un hijo, Reino Unido. «Al hablar con mis amigas, me di cuenta de que mucha gente piensa lo mismo, pero nadie lo menciona».
Un estudio realizado entre madres estadounidenses concluyó que el 92 % experimentaron dudas con la lactancia al tercer día,3 así que, si también es tu caso, no te preocupes: respira hondo y solicita ayuda. Por si los necesitas, elabora una lista con los números de teléfono de especialistas o consultoras de lactancia, y también una lista con sitios web o grupos de apoyo, todo ello antes de que llegue tu bebé.
«Si puedes, asiste a una reunión de La Liga de la Leche o cualquier organización similar en busca de consejos y compañerismo» sugiere Jane, dos hijos, Estados Unidos.
Michelle, un hijo, Australia, recomienda lo siguiente: «Consigue toda la ayuda y consejo que puedas de personas cualificadas, y trata de evitar a aquellas personas no cualificadas que puedan confundirte durante las primeras 48 horas».
Por último, no caigas en la tentación de dar a tu bebé un biberón con leche de fórmula porque un familiar ha sugerido que puede calmarlo o ayudarte a descansar, o porque te preocupe que no tenga leche suficiente. El mejor modo de iniciar la lactancia es que tú le des todas las tomas. Es normal que los bebés quieran alimentarse con mucha frecuencia en esta fase y puede que muestren signos de hambre apenas 45 minutos después de la última toma; esto también ayuda a crear el suministro de leche.
«Las primeras 48 horas son duras, ya que los dos estáis aprendiendo», señala Ruth, un hijo, Reino Unido. «Solicita toda la ayuda que puedas, come galletas, relájate y sé amable contigo misma».
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